Cuando pensamos en remodelar nuestra vivienda o local, lo primero que nos preocupa es cuánto costará.
Esta inquietud hace que pidamos varios presupuestos para nuestro proyecto.
Al recibirlos, nos sorprendemos por la variable económica que nos llegamos a encontrar. ¿A qué se debe?
Dependiendo de los criterios de cada profesional, el presupuesto llevará intrínseco un seguro de responsabilidad sobre los resultados obtenidos o no. ¿Qué quiere decir esto? Fácil. Si un profesional se ajusta a los costes y mano de obra, ante cualquier problema no tendrá capacidad para atenderlo o solucionarlo por lo que, en estos casos nos podemos encontrar con aquellos que tan mala fama dan a nuestro gremio o sector.
Sin embargo, por poco más nos aseguramos de forma intuitiva que la empresa que nos presupuesta es consciente de dichas coberturas y por supuesto, asumirá las mismas.
También en el precio final, pueden influir las calidades de los materiales. El particular desconoce que a más baratos, los materiales darán a la composición u obra final menos durabilidad y prestación. Podemos hablar de cuestión de deterioros que se apreciarán en tan solo unos meses!
¿Y cuál es la diferencia asumible o a considerar? La diferencia entre un presupuesto que asegure una atención post venta y calidad, frente a uno que no, es mínima. Tan solo se detecta en torno a 1000 euros.
Nuestro consejo es que frente a presupuestos que varíen en este importe, se escoja al mayor y negocie el precio, solicitando un descuento por dicho importe. De este modo, podremos obtener el presupuesto deseado de mano de profesionales expertos.
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